La vida A BORDO de la ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL
- EN CASA DE PHOEBE
- 3 dic 2021
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 26 mar 2023
EL RETO DE HABITAR EN EL ESPACIO Y EN CUALQUIER PARTE

Para todos los que seguimos soñando con ser astronautas, este ha sido un año emocionante. La misión del Rover “Perseverance" ha reavivado el sueño de habitar Marte ¡y el año no ha terminado! Antes de finalizar 2021 está prevista la primera de las tres misiones del Programa ARTEMIS que iniciará la construcción de la estación Gateway en órbita sobre la Luna.
El programa espacial desde sus inicios ha estado rodeado de mucha polémica y en la actualidad se discute todavía si tantos recursos no podrían utilizarse para mejorar las condiciones de vida en nuestro planeta. Pero la verdad es que nuestro espíritu aventurero -que EN CASA DE PHOEBE comparte- no puede resistirse a explorar el espacio.
Algunos de los retos que plantea la conquista espacial son conocidos, otros completamente inesperados y muchos de ellos son los mismos que se dan en la Tierra porque son inherentes al ser humano: allí donde vayamos, los llevaremos con nosotros.
La experiencia acumulada en los más de 20 años de vida a bordo de la ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL ha proporcionado mucha información útil y datos curiosos, aplicables tanto a la vida en el espacio como a la vida en general.

LA ISS EN POCAS PALABRAS
La Estación Espacial Internacional -la ISS con sus siglas en inglés- es principalmente un laboratorio en el que se prueban soluciones para futuras misiones espaciales y se estudia nuestra adaptación a la vida fuera de la Tierra. Todo el I+D generado, no solo se aplica a las misiones espaciales, si no que revierte en mejoras para nuestro día a día.

Su aspecto exterior -al estilo de su predecesora la estación MIR- es el de un enorme “bicho palo” formado por una estructura principal de 5 módulos habitables conectados de forma consecutiva y 3 módulos de conexión intercalados entre los principales que permiten crear ramificaciones secundarias y acoplar, intercambiar o desacoplar módulos para el crecimiento flexible de la estación.
Este cuerpo central reúne las funciones básicas y sirve de soporte a unas gigantescas placas solares y un largo etcétera de grúas de carga, sistemas de control térmico, antenas y aparatos para comunicaciones, propulsión, acoplamientos de naves y experimentos.

Su construcción comenzó en 1998 con el lanzamiento del módulo Zaryá y a lo largo de 10 años se pusieron en órbita los 15 módulos de los que consta en la actualidad.
El pionero módulo Zaryá, unido al módulo de servicio Zvezda conforman el “ala rusa” de la estación, al los que siguen el Unity, primero de 3 nodos de conexión, el Destiny laboratorio principal de la NASA y el Harmony, segundo nodo de conexión y centro neurálgico del “ala internacional” completando la estructura principal de la estación.
Conectado al Unity (nodo 1) encontramos el Quest, donde los astronautas guardan los trajes espaciales y se preparan para sus "paseos espaciales". Los rusos tienen las cápsulas Poisk y Pirsk para esa función.
El nodo 2, módulo Harmony, conecta a la estación los módulos de laboratorio y experimentos Columbus, Destiny y Kibó, el módulo multifunción Leonardo, y 2 muelles de atraque para el acoplamiento de las naves de transporte de suministros y tripulaciones. Junto con los 4 existentes en el ala rusa, hay un total de 6 muelles de los que depende el funcionamiento de la estación y la supervivencia de sus tripulantes.
EL DÍA A DÍA DE UN PIONERO ESPACIAL
Actualmente, la ISS es el hogar permanente de 6 tripulantes a los que se suman 3 visitantes, cuando cada 6 meses se hace relevo de tripulación, y que comparten piso con los residentes durante una semana.
Al ser principalmente un lugar de trabajo, la vida de los pioneros espaciales es un tanto particular. Las prioridades en el espacio cambian, se prescinde de muchas comodidades y algunas funciones básicas vivideras no existen o están muy limitadas.
La comida viene preparada en bandejas desde la Tierra y no hay un lugar específico para almacenarlas. No tienen cocina, ya que solo necesitan de un horno para calentarla y algún refrigerador para guardar la comida fresca. Los 2 puntos de reunión para gestión de emergencias, situados en los módulos Zvezda y Harmony, les sirven también de comedores de grupo.

Desde 2010 podríamos decir que tienen un salón ¡Y VAYA SALÓN! El Tranquility, tercero de los módulos de conexión, se acopla al nodo Unity e incorpora el espectacular módulo Cúpola, un observatorio de 360º con 7 ventanas -antes no tenían ninguna- que permite dirigir los paseos espaciales desde el interior.
Es un lugar privilegiado por sus inmejorables vistas de la Tierra donde los astronautas suelen pasar tiempo de relax después de sus largas jornadas laborales.
Para minimizar los efectos de la ingravidez en músculos y huesos los astronautas incorporan en su rutina diaria 2 horas de ejercicio obligatorio. Para ello disponen de un gimnasio compuesto por dos cintas de correr, un banco de pesas y una bici estática repartidas entre el módulo Leonardo y el Harmony.

Y después del ejercicio...no hay ducha, para ahorrar agua. Tampoco hay baño y la intimidad se reduce a 2 inodoros y unas diminutas cápsulas dormitorio. Estas cápsulas de tela acolchada tienen el espacio justo para un saco de dormir, un mini escritorio y un compartimento para objetos personales.

Los visitantes temporales no tienen cápsula, y como los invitados en cualquier casa, duermen donde pueden en su saco de dormir. Eso sí, anclados para evitar que al flotar en ingravidez puedan accionar algún panel de instrumentos de los que están repletos suelos, paredes y techos.
¡Y deben de dormir con un ojillo abierto! Por la noche las luces de la estación se apagan a excepción de unas balizas que en caso de emergencia conducen a la tripulación hasta las naves Soyuz que les llevarían de vuelta a casa.

EL RETO DE VIVIR EN EL ESPACIO Y EN CUALQUIER PARTE
En la construcción y mantenimiento de esta maravilla de la ingeniería cooperan las agencias espaciales de Rusia (ROSCOSMOS), EEUU (NASA), Japón (JAXA), Europa (ESA) y Canadá (CSA) a las que se van uniendo cada vez más colaboradores y empresas privadas como BOEING o SPACE X.
Entre toneladas de información, disponible en sus páginas web, encontré el vídeo que me inspiró a escribir este artículo. En él, la astronauta Anne McClain's compartía consejos para vivir en espacio reducidos, basados en la experiencia de convivencia en la ISS y que podían ayudarnos a afrontar el confinamiento debido al COVID con una actitud correcta.
Y me pregunté: ¿Existen paralelismos entre la vida en el espacio y la vida en la Tierra? Pues sí, con sus particularidades, pero los hay.
Veamos algunos de los que me llamaron más la atención.
1. LA FALTA DE ESPACIO EN EL ESPACIO
Por fuera la ISS es un bicho palo y por dentro…no es muy distinta; Y el primer problema es que su espacio habitable es el equivalente a dos aviones comerciales.
La mayor parte del escaso espacio disponible está dedicado a los laboratorios, razón de ser de la estación, seguido del aprovisionamiento de suministros enviados regularmente desde la Tierra y de los sistemas de soporte vital que proporcionan energía y condiciones de habitabilidad para los tripulantes. A esto hay que añadir otras funciones básicas como instrumentación, comunicaciones y propulsión sacando rendimiento a cada cm3 disponible.
Los problemas de espacio incluyen los transportes en los que se aprovecha cada hueco libre para enviar más suministros.

Y entre ordenadores, paneles de control y mandos, bolsas de provisiones e instrumental, deben convivir hasta 9 personas... Esto crea, en el espacio y en cualquier parte, no pocos problemas de convivencia. Como escribía en su diario personal un astronauta ruso “se dan las condiciones perfectas para cometer un asesinato”.
2. AISLAMIENTO Y CONVIVENCIA EN ESPACIOS REDUCIDOS
Como cualquier grupo humano, la tripulación de la ISS debe trabajar en equipo y desarrollar relaciones sociales correctas.
La adaptación psicológica a estas condiciones se ha estudiado a conciencia en la NASA y el resultado es lo que los astronautas llaman "comportamiento expedicionario" un modo de relación saludable que se resume en 5 habilidades generales: COMUNICACIÓN, LIDERAZO y SEGUIDORES, CUIDADO PERSONAL, CUIDADO DEL EQUIPO Y VIDA EN GRUPO.
Mediante estas 5 habilidades, y la práctica de sus comportamientos sanos asociados, se cultiva activamente una cultura de grupo en la que cada uno asume su responsabilidad individual en el bienestar de todos. Se aprende a gestionar diferentes opiniones, culturas y personalidades para resolver cualquier situación cooperando y no compitiendo. Cuando todo va bien, se llama "buen EB”.

Aquí te dejo el enlace al "manual de comportamiento expedicionario", útil en cualquier situación: oficinas, campamentos, confinamientos, cuarentenas, vacaciones familiares, fines de semana multifamiliares...
3. EN CASA NO SE PIERDE NADA, PERO EN LA ISS…
En cualquier espacio habitado el orden es deseable, pero en el espacio es vital. Un objeto en el espacio no caerá al suelo y se quedará esperando a que lo recojamos, sino que permanecerá flotando libremente por la falta de gravedad.
Por eso todos los objetos a bordo -incluida la tripulación- disponen de tiritas de velcro, clips, mosquetones, redes o bridas para su sujección . Esto da al interior de la ISS un aspecto de desorden, pero responde a la necesidad de tener las cosas a mano para trabajar y asegurarse que las encuentras donde las dejaste.
A grandes males grandes remedios y, según contó Pedro Duque, la oficina de objetos perdidos está en el filtro de aire y “los astronautas ya están acostumbrados a ir allí de vez en cuando y encontrar todo tipo de cosas interesantes”.
4. EL GRAN PROBLEMA DE LA BASURA ESPACIAL
En los años 60 el tratamiento adecuado de los residuos no era un asunto prioritario en la Tierra y la NASA tampoco diseñó un “plan de residuos espaciales” por lo que en la actualidad corremos el riesgo de convertirnos en el segundo Saturno del sistema solar.
Mientras las agencias espaciales se implican en solucionar el problema de los residuos orbitales, en la ISS los astronautas tienen un estricto control de todos los residuos, que van almacenando ordenadamente en una nave de carga no tripulada.
Cuando llega el momento de sacar la basura, la nave se desacopla y cae a la atmósfera de la Tierra, donde la temperatura generada en la reentrada, vaporizan la nave y su carga. A diferencia de la incineración, con la vaporización, la materia se divide en partículas fundamentales inocuas y no se produce ningún residuo tóxico.
Y hablando de basuras…otra de las cosas de las que no nos libramos es de la limpieza.
5. LOS SÁBADOS SON COMUNISTAS EN LA ISS
Los sábados comunistas eran días de trabajo voluntario en la antigua URSS en la que los ciudadanos se organizaban para limpiar las calles de basura y, los sábados, son los días de “limpieza general” en la ISS.
La limpieza es fundamental para prevenir la proliferación de hongos y microorganismos, y mantener la calidad del aire que está constantemente recirculado. Por eso toda la tripulación se implica en el aspirado, limpieza de superficies y recogida de desechos como parte de sus actividades rutinarias.
Por esa razón también, se limitan los alimentos en formato granulado -como la sal o el azúcar- y todos los productos alimenticios que puedan generar migas. Así que…nada de patatas fritas en el espacio.
6. REDUCIR-RECICLAR-RECUPERAR
Todo recurso existente en el espacio procede de la Tierra y uno de los más preciados, tanto aquí como en el espacio, es el agua. Por eso en la ISS se reduce al máximo su consumo.
Se utiliza champú sin aclarado y se lavan los dientes con pasta de dientes comestible. Durante los 6 meses de misión el aseo del cuerpo se reduce a un lavado de gato -como en los submarinos- con toallitas húmedas. Tampoco lavan la ropa. Utilizan ropa de usar y tirar que se cambia cada tres días y se consume como el resto de las basuras en la vaporización.
La estación cuenta con un equipo para el reciclaje de agua que recupera y recicla hasta el 93% del agua existe y que se extrae ATENCIÓN: de la orina y la condensación del sudor y el aliento de los tripulantes que se acumula en las paredes de instrumentos.
Y este definitivamente, me encantó:
7. ¡EL DiY TAMBIÉN EXISTE EN EL ESPACIO!
En el espacio no se produce, ni se fabrica nada y esta es una situación para la que se prueban soluciones. Con impresoras 3D, y recibiendo los planos por e-mail, ya se han construido en el espacio pequeños objetos y piezas de recambio utilizando una resina plástica procedente de la caña de azúcar.
En la Tierra ya se han probado piezas con otros materiales y hasta se han hecho bloques de construcción simulando polvo lunar. El "háztelo tú mismo" con impresión 3D es la tecnología con la que se espera contar para establecer las primeras bases permanentes en la Luna y Marte.

Aunque se completó su construcción en 2011, la ISS sigue creciendo. El 29 julio de este año -el día de mi cumple- fue lanzado y acoplado con éxito el nuevo módulo de investigación Nauka y están previstos hasta 3 módulos más para este año que quizá puedan alojar a turistas espaciales que dispongan de 4 millones de dólares para pagarse la estancia…
Hasta que ahorremos esa cantidad podemos acceder por mucho menos al tour 360 disponible en la página de la ESA para merodear y cotillear cada rincón de la estación:
¡VALE LA PENA DARSE UNA VUELTECITA VIRTUAL!

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